Clima Terrestre:
El clima de la Tierra es principalmente el resultado de tres factores: la energía solar, el efecto invernadero y las circulaciones atmosférica y oceánica. La distribución geográfica y estacional de la energía solar depende de la redondez de la Tierra, de la inclinación de su eje y de su órbita alrededor del Sol. Este fenómeno se manifiesta a través de las diferentes áreas climáticas que condicionan la distribución de la vida sobre la Tierra.
Sol y el efecto invernadero
El Sol es la estrella central del sistema solar y está constituido por 8 planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. En la “superficie” del Sol hace mucho calor, aproximadamente 6000°C.
Ni tan cerca, ni tan alejada del Sol, la Tierra es el único planeta del sistema solar que alberga abundante vida, gracias a una temperatura media de superficie de 15°C que permite la presencia de agua líquida.
La energía solar y la presencia de una atmósfera son los dos elementos que condicionan esta temperatura. Como los cristales de un invernadero, ciertos gases que están presentes naturalmente en la atmósfera, en particular el vapor de agua y el dióxido de carbono, obstaculizan la evacuación del calor de origen solar y permiten alcanzar esta suave temperatura de 15°C.
Se trata del fenómeno del efecto invernadero natural. Sin este efecto invernadero, la temperatura de la superficie terrestre sería de -18°C y la vida, si fuese posible, sería muy diferente.
El Sol emite una radiación compuesta por algunos rayos ultravioletas, y, sobre todo, por luz visible e infrarroja próxima. El 30% de esta radiación es directamente reflejado por las nubes, la atmósfera y la superficie terrestre.
Del 70% restante, el 20% es absorbido por gases que están presentes naturalmente en la atmósfera y el 50% por los océanos y el suelo. En definitiva, solamente el 50% de la radiación solar inicial alcanza la superficie de la Tierra.
Esta absorción de la radiación solar calienta la atmósfera y sobre todo la superficie terrestre. A su vez, la atmósfera y la superficie terrestre evacúan esta energía, convertida en calor, en dirección del espacio. Esta evacuación de calor se manifiesta a través de una radiación infrarroja media.
El 10% de esta radiación infrarroja terrestre se escapa directamente hacia el espacio, mientras que el 90% restante es captado por los gases de efecto invernadero que naturalmente están presentes en la atmósfera.
Esos gases de efecto invernadero, principalmente vapor de agua y dióxido de carbono, tras captar el calor de origen solar y el que sube de la superficie terrestre, reemiten esta energía en forma de radiación infrarroja. Los dos tercios de esta radiación regresan al suelo que es calentado, en primer lugar, por el Sol y luego, por dicha radiación. El tercio restante se escapa hacia el espacio.
Esta explicación simplificada del efecto invernadero no toma en cuenta, por ejemplo, el fenómeno de evaporación del agua líquida en la superficie terrestre que origina la formación de las nubes. Esta evaporación contribuye al calentamiento de la atmósfera, y, además, desempeña un papel esencial en el ciclo del agua.
Es este intercambio constante entre la superficie terrestre y los gases de efecto invernadero el que permite a la Tierra mantener una temperatura media de 15°C. El efecto invernadero natural de nuestra atmósfera es entonces un fenómeno benéfico sin el cual la vida, tal como la conocemos, no hubiera sido posible.
En la actualidad, cuando hablamos del efecto invernadero, asociándolo a una noción de peligro, nos referimos a la intensificación del efecto invernadero natural. Ésta es el resultado del aumento de los gases de efecto invernadero y proviene de las actividades humanas, en particular de la combustión de los carburantes fósiles. Se piensa que esta intensificación del efecto invernadero explica gran parte del calentamiento planetario observado durante los últimos 50 años. Actualmente se procura estimar con más exactitud lo que podrá ocurrir de aquí a fines del siglo 21.
La radiación solar
El Sol existe desde hace varios miles de millones de años. Los rayos solares llegan permanentemente a la Tierra y calientan la superficie de nuestro planeta. Sin este aporte de energía, la Tierra sería glacial. ¿En qué consiste esta radiación solar indispensable para nuestro planeta?
La energía solar llega a la Tierra en forma de radiación electromagnética de la cual forma parte la luz visible. Una radiación electromagnética se descompone en ondas de radio, milimétricas, infrarrojas, luz visible, ultravioletas, rayos X y rayos gamma. Un cuerpo frío como la Tierra, emite principalmente ondas de radio, milimétricas e infrarrojas.
Hola Gisela, Act. 10 Responde de forma correcta. MB
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